Pues ya debes saber a estas alturas que hay varias formaciones regadas por el mundo que se llaman Mädhouse aunque estos que ahora nos traen su disco 'Bad Habits' les han puesto una diéresis a la a, pero seguro que a más de uno se le pierde el detalle cuando vaya a buscar información o escribir sobre ellos.

 

Este es su segundo disco, el primero no lo conocimos, se titula 'Money Talks Bullshit Walks'. La hoja promocional dice que este disco muestra a Mädhouse más maduros y crecidos pero también más locos que antes. Y este es el tipo de bandas a los que la madurez puede estropear. Los preferimos locos y juveniles, eternamente juveniles como Motley Crue, que es la inspiración directa de estos músicos que para que no haya error de apreciación se hacen llamar Tommy Lovelace, Mikky Stixx, Thommy Black y Rickey Dee, siendo Casey Jean Eiszenman el único que aparenta presentarse con el nombre que sus padres le dieron.

 

Aunque la banda tiene mucho de Mötley Crüe, desde aquí los vemos más como unos hijos directos de Skid Row. No porque Tommy Lovelace tenga el timbre o el fuelle de Sebastian Bach, pero si tiene un timbre personal muy bueno. El parentesco viene más por el estilo compositivo que tiene mucho de los de New Jersey comenzando por la primera pista “Bang Bang”, y todas las que vienen a continuación. Acabo de leer que también les gusta Poison, pues si les gusta, seguro son precisamente los del “Flesh and Blood” como muestra la canción título. 

 

Las pistas son cortas y directas y cuando se te pasa un poco el chute de adrenalina que te han dado las canciones, ya vamos casi a mitad del disco. Casi una hora de buena música. Los riffs son alegres y las letras igualmente adictivas con estribillos fáciles de corear. Es el tipo de banda que en directo no necesitará decir ni ¡Hola!, la música habla por sí sola. Van cayendo los diferentes temas y cada uno de ellos puede ser un single potencial para los amantes del sleazy rock de finales de los años ochenta. Aunque sucio y directo, la selección no es del todo básica y hay canciones donde algún arreglo les da un toque más trabajado, algo más allá de la broma de “I Walk the Ponygirl”, ya sea la introducción de “Atomic Love”, que nos recordará a otra de las bandas eternas de aquellos tiempos: Ratt, o los coros de “Rodeo”, mientras “Live it Up” aparenta tener el riff más sencillo del mundo hasta que entran los versos, entonces la guitarra va variando el mismo riff con matices diferentes que hacen la canción más movida. 

 

Ni siquiera con el amago de balada que es “Pure Oxytocin”, la cosa decae del todo pues la pieza tiene un crescendo genial. Creemos que la balada se la guardan para el final cuando comienza “Love to Hate” pero no, es una pieza donde se mezcla fiereza y ternura.  En más de una oportunidad Casey Jean Eiszenman demuestra que ha aprendido el estilo adecuado para las canciones, con algún que otro cencerro incluido. Luego de escucharlo repetidas veces, hemos pensado que quizás con doce piezas hubiera sido un material aún más mortífero. 

 

El disco fue producido, mezclado y masterizado por Mikky Stixx en los Metalforgestudio, de Viena. Y sí, son de Austria, ¡qué alegría! Se jodieron los valses de Johann Strauss, la escoria de la ciudad se nos viene encima, ¡ay!, que la pátina clásica de la ciudad ha sido corroída por la energía del rock callejero.