Cuatro años después de 'Lady in Gold' regresan Blues Pills repitiendo fórmula. Realmente la reseña que se publicó en esta web fue bastante desacertada, pero ha pasado el tiempo y al parecer a la banda nuestra opinión como medio, ¡gracias a la vida!, no les hizo mella.  Con el paso del tiempo el grupo continúa por el camino que trazaron varias formaciones de los años sesenta y su propuesta se bifurca tanto hacia el Soul como hacia el rock de la Costa Oeste en los tiempos en que James Rado y Gerome Radni escribieron Hair.

El disco comienza con “Proud Woman” que es puro Soul disfrutable y demostrando que Elin Larsson canta de manera espectacular, algo que no creo que dudes. La energía rockera florece en “Low Road”, con un riff despojado de distorsión y todos los instrumentos comprometidos con la velocidad, al igual que “Dreaming My Life Away” que tiene esos inconfundibles aires sesenteros del rock alegre al mismo tiempo que agresivo.

Dedicarle una canción a “California” solo resulta lógico porque fue allí donde la banda se formó cuando Elin conoció a los dos músicos de Radio Moscow que posteriormente formarían el núcleo de Blues Pills. Elin ha estudiado muy bien la manera de cantar de Janis Joplin y Aretha Franklin y aquí está el resultado. Otro título revelador es “Rhythm In The Blood” aunque en este caso el ritmo no es el del Soul sino el del rock con buenas influencias de bandas como Grand Funk.

Las notas de “Dust” aportan un aroma lisérgico, contrastando con “Kiss My Past Goodbye” que me vuelven a recordar que una de las influencias de Elin es la banda de Mark Farner. El mismo sonido semi confuso y falto de claridad de discos como “Phoenix”.  Algo parecido al clásico “Don’t Let me Down” de The Beatles aquí se transforma en “Wish I'd Known” y no es que haya plagio, sino que las melancólicas notas iniciales me suenan muy similares, por eso espero algo más de “Bye Bye Birdie” y la canción nos lo da a partir del minuto 1.30: una intensa descarga sencilla pero efectiva.

De una canción que se titule “Song From A Mourning Dove” no puedes esperar algo más que ternura, y siguiendo la misma fórmula que la anterior, nos la otorga durante poco más de un minuto antes de cortar la devoción con la garganta y la guitarra enérgica que luego se mantendrá a medio gas. Los solos de Zack Anderson también están muy inspirados en los guitarristas anteriores al shredder, algo así como si tuviera a Eric Clapton como Dios, en esta, una canción magnifica.

El disco termina con “Longest Lasting Friend” y pienso que ha sido errado cerrar con tres canciones que tienen un aire lento. Esta última está hecha para que Elin demuestre, una vez más, la intensa vocalista que es. Blues Pills es un grupo que los nostálgicos seguirán amando mientras que algun metalero correoso los denostará. La vida es y siempre ha sido así.